PASAJE DEL TERROR ARBUNIEL

El Manicomio de Arbuniel, abrió sus puertas para poder observar los tratamientos que se realizan a las personas por parte del director de la clínica, el cual estima necesario «curar» a las personas con actitudes raras, problemas inmorales o simplemente que no piensan como él…

Perforaciones de cerebro, Técnicas de ElectroShock y Extracciones de Órganos son los intentos por cambiar a sus pacientes.

Historia creada a partir de hechos reales de los años 30 a los 60 en España, que no te dejará indiferente.

¿Quieres conocer a los personajes? A continuación te los describimos, (Los nombres son ficticios frente a la historia real)

Paulo, Director del Psiquiátrico. Encargado de decidir las personas que contienen un gen maligno, un problema mental o que simplemente por no seguirle la corriente y pensar distinto a él tienen que «curarse o corregirse» a cualquier precio.

– Narrador de la Historia basada en hechos reales, y que como se puede observar, puede que esté tan ido de la cabeza como sus propios pacientes.

Carmencita, una de las pacientes. Busca y busca a su hija perdida, cuando en realidad nunca existió.

– Sufrió un embarazo Psicológico y por tanto estaba en terapia para «olvidarlo».

– Perseguía a todas las visitas con la esperanza de que alguien hubiera visto a su hija o simplemente le dieran un bebé.

Jacobo, un niño que unas veces era bueno, y otras veces era malo.

– Sufría de un trastorno de bipolaridad en la que en segundos pasaba de ser un niño fantástico (el favorito del director) a ser una pesadilla… por eso de San, tenía poco.

Sin Nombre, no es que no tuviera nombre, no sabemos porqué estaba ahí.

– Simplemente vagaba por el hospital, como alma en pena.

– Puede que fuese el espíritu de una paciente que murió allí por las terapias recibidas.

Momo, Ayudante de Autopsias.

– En su día fue un paciente que supuestamente se curó y quiso quedarse a ayudar a curar a otros.

– Cuando descubre que hay pacientes que durante la autopsia siguen vivos, escoge a alguno de los visitantes para también hacerle la autopsia.

Paciente para autopsia, al que se le da por muerto. Una vez abierto en canal, descubrimos que seguía vivo.

– El director ve en él la posibilidad de traer a la vida los pacientes muertos, pero aún queda mucho por investigar.

Tilegio. Nuestra monja Sor Tilegio, parecía ser una persona que rescataba niños perdidos.

– En realidad robaba niños con la intención de venderlos.

– ¿Podría ser que ese en verdad fuese el bebé de Carmencita, y que lo que contara era real?

Paciente ElectroShock, uno de los primeros en recibir este tipo de terapia.

– No sabemos si llegó a curarse, pero carga eléctrica llevaba para un rato.

Doctor Garrido, especialista en ElectroShock, todas sus intervenciones las hacía de corrido.

– No sabemos si consiguió curar a alguien, pero por potencia que no faltase para aliviar los dolores mentales de los pacientes.

Sor Presa, la monja que aparecía de la nada cuando menos lo esperabas, la encargada de iluminar el cuarto con velas cuando el Doctor Garrido se colaba con la potencia y saltaban los «plomos»

Alvín, el pequeñín. Encargado de recoger los restos humanos que quedaban desperdigados por la clínica.

– Se dice que hacía buenos caldos con ellos.

La Sala de pruebas, en ella se llevaba a cabo una prueba pionera en los años 40, perforando tanto cerebro como extrayendo tripas, con la intención de limpiarlos del mal y devolverlos a su ser.

– Solía salir mal y el paciente moría tras una tortura y dolores insufribles.

La monja Mensa, ayudante del Doctor Don Luis, junto al paciente Evaristo, el único que salió vivo de tan vil tortura.

– Se hicieron amigos y desde entonces frien parte de las tripas de Evaristo y se dan un buen convite.

– Don Luis, se hizo albañil, al descubrir que el taladro y la sierra también servían para hacer obra en casas….

Muerto y Angelines. Angelines venía a la clínica a velar, rezar el rosario y dar el último adiós a los que perecían.

– Se pasaba tanto rato que ya no se sabe si iba o venía o directamente era otro paciente más.

– Echaba de menos a Ramón, su marido, que parece ser fue algún día paciente de esta clínica.

Y esto no acaba aquí, nos queda nuestra recepcionista, la encargada de registrar a todo aquél y a toda aquella, que según las instrucciones del director, eran personas inmorales o con pensamientos impuros….

Elvira, enamorada del director Paulo, seguía sus instrucciones a pie juntillas, alguna que otra vez cuestionó sus métodos, pero era tanto lo que sentía por él, que simplemente hacía todo lo que le mandaba.